19/7/09

Brick Road VIII

Y todas las celebraciones y velas trémulas se apagaron de golpe con el suspiro temoroso de los recuerdos unidos a Totó. El camino de baldosas amarillas quedó oscurecido por un momento, privado del refulgir de mil estrellas que solía acompañarlo hasta la entrada de la Ciudad Esmeralda, acallando cualquier lamento o grito de queja.
Y el silencio reinó en el sendero amarillo, como antaño, como antes de atravesar las barreras de Kansas o como antes de saber de su existencia en el otro lado de las tormentas. Nadie habló porque no había nadie para recitar unas hermosas palabras por los caídos, entre los que se encontraban pilares tan básicos para mantener la historia como Totó y el mismísmo Mago. Ante todo y sobre todo, Totó.
Y no hubo nadie, nadie para romper el silencio, porque tan sólo yo quedaba en la senda intentado encontrar con una brújula desimantada la ruta de regreso a Kansas. No quedaba nada en Oz que mereciera mi atención, ni tan siquiera nada que mereciera mis lágrimas. Todo se había perdido en un segundo y había bajado la guardia. No estaba dispuesta a pelear.
Y cuando en el camino ya no quedó nadie, ni tan siquiera los ecos de los pensamientos que me ocuparon antaño, me dejé caer, mientras el vacío de la pena y la nada hacía mella en mí, mientras sólo quedaba yo en el camino amarillo, mientras mis compañeros habían conseguido lo que buscaban y yo había quedado atrapada en los limbos de un mundo que ni tan siquiera era el mío.

Bienvenido a la Tierra de Oz

Si has llegado hasta aquí, aguarda un momento antes de reemprender la senda. El camino de baldosas amarillas aún tiene algo que contarte.

If you want to see the Wizard, the Wonderful Wizard of Oz...

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