Mira a ambos lados en el camino y recapacita. Muchas de las piedras amarillas que ahora se apilan allí ya no parecen tener el mismo sentido que cuando cayeron. No te dejes embaucar por el melodioso sonido de los pasos de tus tacones en la lejanía. No servirán de mucho.
Todos los caminos te conducirán a Oz. Hasta que lo descubras, siéntate en el camino y disfruta de la vista.