Mira bien.
La gente comienza en caminar en procesión hacia la gran fiesta de la Ciudad Esmeralda.
¿Te la vas a perder?
Recuerda que allí no hay lugar para las rodillas peladas. Quizá sea mejor que sigas en el centro del camino, descansando, hasta que hayan cicatrizado y no queden marcas en tus zapatos del polvo de la antigua senda por la que caminabas antes de tomar el Camino de Baldosas Amarillas.